Menorca, con una extensión de 701 km2, se ubica en medio del Mediterráneo Occidental (entre los paralelos 39° 47' 55'' y 40° 05' 17'' N y entre los meridianos 10° 08' 05'' y 10° 41' 28'' E), casi equidistante de tierras argelinas y francesas, así como de la isla de Cerdeña y de la península Ibérica, siendo la más septentrional y oriental de las Islas Baleares. De hecho, es el territorio español más oriental y el primer lugar donde amanece en España. La isla de Menorca y los islotes que la rodean constituyen un resumen del Mediterráneo Occidental, en el que se pueden encontrar la mayor parte de los ecosistemas característicos de esta región, excepto los fluviales y los de montaña. Pero a la vez, Menorca contiene numerosas especies endémicas o tirrénicas, es decir, exclusivas de esta isla o bien compartidas solo con otras tierras cercanas como Mallorca, Córcega y Cerdeña. Esta mezcla de generalidades y singularidades hace especialmente atractivo el patrimonio natural de este territorio, a la vez fuertemente humanizado desde hace 4000 años.

Clima Editar
El clima de Menorca es típicamente mediterráneo, con temperaturas medias anuales de 16,7 °C. Las precipitaciones anuales medias son de 600 mm, concentradas principalmente en otoño y con un marcado carácter torrencial. Además, hay una importante variación interanual con largos periodos de sequía repartidos irregularmente a lo largo de los años. Esto hace que en Menorca solo puedan vivir especies adaptadas a soportar largos veranos secos y calurosos. Un aspecto importante de la climatología de Menorca es el viento, predominantemente del Norte (tramontana), aunque desde abril hasta julio aumenta la importancia de los vientos de componente Sur. Pese a la importancia relativa del viento de tramontana, la isla, como mínimo el Migjorn (el Mediodía, el conjunto de tierras de la isla que vierten aguas a su costa meridional, desde San Clemente al sur de Ciudadela), no es tan ventosa como se podría pensar o como se podría deducir de un paisaje donde abundan los árboles y arbustos de formas abanderadas o pulviniformes (la frecuencia de vientos sostenidos fuertes no es alta, es del 9%, y la frecuencia de picos de viento fuertes tampoco es exagerada, aunque supera el 12% de los días). Así pues, hay que buscar una explicación adicional para explicar el modelado que sufre la vegetación en toda la isla, de orientación hacia el sur, ya que los simples datos de viento no lo justifican suficientemente. La explicación es la salinización eólica de impacto, la gran carga de sales marinas que transporta el aire, sobre todo los vientos fuertes de tramontana (que son los que se originan más lejos, y que en su viaje atraviesan y encrespan más el mar). El impacto del aerosol salino sobre las superficies foliares expuestas provoca la muerte de los tejidos por deshidratación y provoca que en un solo día de fuerte viento el 50% de los folíolos expuestos al Norte de un lentisco sucumban. Así es como árboles y arbustos pierden demasiado en su lado norte en relación al sur, y adquieren la forma abanderada. Es un modelado que no necesita fuertes vientos sostenidos, sino golpes de viento de tramontana fuerte o muy fuerte en días puntuales. Los periodos intermedios hay un proceso de recuperación de la forma redondeada, pero que nunca llega a completarse debido a un siguiente episodio de tramontanada.